Devin Davis: Las rastas de Lugo


Un rostro muy habitual en nuestras canchas durante muchos años, sin duda. Devin Davis construyó una buena carrera en España, primero como americano ‘todoterreno’ y peculiar por su estilo y después como valioso nacionalizado. Siempre lució unas rastas que le hacían inconfundible.
Era un tipo bastante desconocido cuando iniciada la campaña 96-97 se incorporó al Huelva sustituyendo a James Forrest. No pudo evitar el descenso, pero sí dejó claro que se podía confiar en él. Lo hicieron a continuación Gran Canaria y sobre todo Breogán. En Lugo permaneció cinco temporadas a pleno rendimiento en una primera etapa en la máxima categoría (1999-2004) y luego otras dos más en LEB incompletas (2006-07 y 2007-08), ya menos importante y con problemas físicos.
Con el pasaporte español desde enero del 2005, hasta fue reclamado por el Barça en un momento complicado. Valladolid, San Sebastián y Fuenlabrada fueron el resto de sus paradas en España, la última de ellas en la 2009-10, 14 años después de su llegada, lo cual indica bien su dimensión. En total, la llamativa cifra de 275 partidos ACB con 13,6 puntos y 7,9 rebotes en 31 minutos. Si se tienen en cuenta únicamente sus primeros años estas cifran suben bastante.

Era un jugador difícil de parar por su forma de juego: pese a ser bajito para jugar por dentro (2,00) y también liviano, superaba a sus pares por su capacidad de salto y velocidad. Uno de estos luchadores que no se cansan nunca, y eso que tuvo al menos tres operaciones importantes. Solía sufrir terribles dificultades en un hombro, zona delicadísima para un jugador de basket. Estuvo casi dos años sin jugar entre 2008 y 2010, pero consiguió volver a las pistas.
A ello contribuyó una excelente adaptación, aunque reconoce que le costó dominar el español tres años. Desde luego, le gustaba practicarlo: hasta su retirada, apuró canastas en México, Uruguay y Argentina. Alcanzó los 40 con la camiseta del Estudiantes de Bahía Blanca, en la 2012-13.
En el 2011 hablaba de su experiencia en una entrevista en la web de su ‘alma mater’, Miami-Ohio, en la que se revela que nunca había salido de Estados Unidos antes de empezar a jugar en España. Según cuenta, le fue clave para ‘aterrizar’ bien aquí el hecho de que años antes le había pasado prácticamente lo mismo cuando se incorporó a la universidad: “Era totalmente distinto al lugar de donde soy, así es que eso me ayudó a convertirme en un hombre”.
“Mucha gente no puede estar ni un mes en el extranjero. Son adictos a sus hogares. No pueden alejarse de su familia”, destaca. “Algunos jugadores vuelven a Estados Unidos y ni siquiera intentan volver a jugar fuera. A veces es el peor error que pueden cometer en sus vidas, en lugar de trabajar y luchar contra el problema. Nunca sabes lo que te espera más adelante”, añade.
Según dice, hasta disfrutó aprendiendo el idioma. Y señala, por descontando, que España en uno de sus lugares favoritos: “Una vez que pude manejarme con el español, aquello se convirtió para mí en algo así como una segunda casa. La liga era estupenda, el dinero también y la vida resultaba excelente”. Tanto fue así que hasta invitó a menudo a familiares y amigos a visitarle para que lo experimentasen por sí mismos. “Quería intentar que la gente saliera fuera y viera algo diferente. No todo el mundo puede. Pero todos necesitamos hacer ese viaje una vez en la vida”.

